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Podría ser un ángel con sus alas cortadas,
podría ser también un demonio,
podría ser el reflejo de acciones pasadas
y puede que en su interior aún no exista un claro resultado
como si fuese un polinomio.
Es el octavo pecado,
y la séptima plaga.
Piensa, en su alma resquebrajada.
Piensa, en su alma dañada.
Su mente está eclipsada,
por lo que es o no correcto, pero
¿Cómo alguien puede dictar si su mente está pausada,
por muy fuerte que sea la presión del momento?
Observa en sí más fallos que aciertos,
perfectamente perfecto para ser concretos...
¿Por qué no puede olvidar?
¿Por qué se encierra con ideas de un antiguo contemplar?
Observa el mundo y con ello padece,
cree ser diferente al resto pero en algo carece,
¿Será cosa de sí o será por otra razón?
No encuentra esa respuesta ni en su mente ni en su corazón...
Siente estacas que se clavan en su pecho,
casi no queda espacio ya al dolor que lo mantiene pertrecho,
quizá sean sus ganas de vivir y sus fallos,
el perder a quien todo fue y tener en sus manos callos,
pero sus heridas no son superficiales,
usa distintas caras para no dar a nadie señales,
sólo se mantiene su mirada que a veces se encuentra apagada,
por melancolía o por un deseo, simplemente se esconde el resplandor de su mirada,
simplemente ha perdido su reino como Perseo.
Puede que haya cometido errores cuando había acertado,
haciendo que se considerasen traiciones y quedase rechazado,
todo esto a veces le genera confusión y duda, ¡por qué no existe una cura!
Pide opiniones pero solo a su mente,
quiere mantener al resto de sus problemas ausente,
se siente molesto, por quien intenta generarle confusión,
nadie quitará a él de su puesto, nadie le robará su actuación.
No era suficiente,
le han enseñado nuevas formas de sufrir,
y le han traído diez mil sueños nuevos
con más ideas para morir.
Pero que sabrán ellos que todo ignoran,
que sabrán ellos si a su propia integridad traicionan,
pues yo soy de aquello que es imprescindible
hasta que lo abandonan...
Seudónimo: Trini Kelay