[Volver al índice de obras]
Padre querido de mi corazón,
yo te quiero con alma y vida.
Por ti yo moriría,
tú siempre me ayudas,
y me liberas de dudas
Yo te quiero mucho,
sé que no lo demuestro.
Tú me enseñaste a vivir la vida,
y corriges mis fallas,
y aprendo de mis errores.
Mi padre es mi consejero,
me cuidó desde bebé,
hasta ahora que soy joven.
La vida pasa, pero mi recuerdo,
junto a ti no olvidaré.
Seudónimo: Kenyo