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Se siente cual mágico aleteo
Revestido de gentil sutileza
Y expresiones tiernas.
Una mirada que refleja
Cristalina, brillante, diamantada
Con cierto rubor embelesada.
Con pausado desliz en breve plazo
Aquellas manos se juntaron
Y al unísono un ¡te amo! Pronunciaron.
Aquellas palabras desencadenaron
Una insomne cascada
Que devoraba el descanso de sus noches.
Cuántos suspiros bajo la almohada
Y en cada uno de los rincones
De sus alcobas se ocultaban.
Los días y las noches eviternos
Aspirando el aroma de las flores
Sumergidos en las aguas, de cristalino manantial.
Las estrellas testificaban fulgurantes
Una promesa de amor, aún no disipada por el viento,
En un cielo de negrísimo contraste.
Una apasionante aventura se iniciaba
Un idealizado sentimiento, se aferraba
A una irremediable pérdida del alma
Volcánica pasión, en un mundo imaginario
Tras fugaz ascenso hacia la cima
Una mortal caída a la cordura.
El amor vistió con suave tul y maquillaje
Maligna máscara que suele utilizar
La herrumbe nauseabunda de la pseudo hombría.
Se siente, cual aleteo acribillante
Revestido de agresiones
Y expresión infame.
Una mirada fría, penetrante,
Que intimida, acusa, minimiza,
Causando una grave sensación de incertidumbre
Palabras execrables que apuntan a matar
El silencio que precede a la tormenta
Y la hoguera que se extingue con el oxígeno de vida.
Los días y las noches eviternos
La maldad en su más álgida expresión
La sórdida incógnita de un ¿Por qué?
El perdón como trueque al buen amor
La osadía de fingir: ¡No pasa nada!
La huella del maltrato mal borrada…
Tomando la filuda daga
Sostenida en el altar de sus principios
Intenta en vano destruir los lazos
De la cadena abominable del maltrato
De la flagelación innoble del orgullo
De la dignidad sometida con engaños.
Epifanía impropia en la derrota
Tardía decisión, no admite réplica
El tiempo inexorable, destruyó voluntades a su paso.
Se arrancó sin piedad el corazón ajeno
Sabiendo que sin él, se moriría
Se arrancó sin piedad cada latido
Llevándose con él, la vida misma.
La inmediatez de la postrera
La sumó al inventario de afectados
De la violencia y un estilo de vida deplorable.
Descansa, cercana al manantial de su delicia
Arrullada por el sonido de las aguas
Y el seductor aroma de las flores.
Seudónimo: Transparente
Revestido de gentil sutileza
Y expresiones tiernas.
Una mirada que refleja
Cristalina, brillante, diamantada
Con cierto rubor embelesada.
Con pausado desliz en breve plazo
Aquellas manos se juntaron
Y al unísono un ¡te amo! Pronunciaron.
Aquellas palabras desencadenaron
Una insomne cascada
Que devoraba el descanso de sus noches.
Cuántos suspiros bajo la almohada
Y en cada uno de los rincones
De sus alcobas se ocultaban.
Los días y las noches eviternos
Aspirando el aroma de las flores
Sumergidos en las aguas, de cristalino manantial.
Las estrellas testificaban fulgurantes
Una promesa de amor, aún no disipada por el viento,
En un cielo de negrísimo contraste.
Una apasionante aventura se iniciaba
Un idealizado sentimiento, se aferraba
A una irremediable pérdida del alma
Volcánica pasión, en un mundo imaginario
Tras fugaz ascenso hacia la cima
Una mortal caída a la cordura.
El amor vistió con suave tul y maquillaje
Maligna máscara que suele utilizar
La herrumbe nauseabunda de la pseudo hombría.
Se siente, cual aleteo acribillante
Revestido de agresiones
Y expresión infame.
Una mirada fría, penetrante,
Que intimida, acusa, minimiza,
Causando una grave sensación de incertidumbre
Palabras execrables que apuntan a matar
El silencio que precede a la tormenta
Y la hoguera que se extingue con el oxígeno de vida.
Los días y las noches eviternos
La maldad en su más álgida expresión
La sórdida incógnita de un ¿Por qué?
El perdón como trueque al buen amor
La osadía de fingir: ¡No pasa nada!
La huella del maltrato mal borrada…
Tomando la filuda daga
Sostenida en el altar de sus principios
Intenta en vano destruir los lazos
De la cadena abominable del maltrato
De la flagelación innoble del orgullo
De la dignidad sometida con engaños.
Epifanía impropia en la derrota
Tardía decisión, no admite réplica
El tiempo inexorable, destruyó voluntades a su paso.
Se arrancó sin piedad el corazón ajeno
Sabiendo que sin él, se moriría
Se arrancó sin piedad cada latido
Llevándose con él, la vida misma.
La inmediatez de la postrera
La sumó al inventario de afectados
De la violencia y un estilo de vida deplorable.
Descansa, cercana al manantial de su delicia
Arrullada por el sonido de las aguas
Y el seductor aroma de las flores.
Seudónimo: Transparente