LA MATÓ SU INDIFERENCIA
Como se fue la confianza en unos segundos; duró mucho tiempo tu indiferencia; me causó un gran dolor tu cambio de actitud hacia mí, por poco pensé que la vida ya no tenía sentido; todo se vino abajo por un error que pude evitarlo; pero no pensé que me traería tantas consecuencias.
Quizás si hubiera podido adivinar lo que iba pasar, la gran decepción que te causé todo por una tontería.
Me caía mal, no lo pasaba, presumía todo, pensaba que el mundo giraba alrededor suyo, se hacía el importante, pretendía jugar con todas. Su propósito era alguien muy importante; pero al parecer esa persona no quería saber nada de él, no le importaba en absoluto; pero las personas se enfocaron en que ese sentimiento de odio e indiferencia se convirtiera en algo contrario, el amor, todos los días, día y noche la molestaban con ese individuo, tanta ignorancia hizo que se empezara a figar en aquel cavernícola, esa poca cosa de hombre, hasta ese momento él no tenía valor en lo absoluto, era un hombrecillo sin valor.
Al pasar los días ese odio comenzó a cambiar, se volvió en algo más profundo; pero todos se preguntarán: ¿A eso se le llama amor?
La respuesta es simple y clara, eso jamás fue amor, simplemente fue una obsesión o como se dice en la actualidad cosa de niños; pero a esa persona de verdad que si lo estaba empezando a querer. No sé cómo fue ni como pasó, de la noche a la mañana le empezó a caer bien, se preocupaba por él, tal vez brujería, porque nadie podía creer que ella lo iba a querer, ¿cómo? Era una muchachita toda tímida, respetuosa, inteligente en pocas palabras le tenían mucho respeto era el ejemplo de su familia era un honor tratar con ella hasta yo le tenía mucho respeto, era como un paradigma a seguir; pero más que ser un ejemplo para mí, lo que me preocupaba era donde quedaba su reputación después que se vio envuelta en tremenda situación, en la que ella misma no sabe si fue realmente su culpable o fue culpa del otra persona que también participó en todo esto.
Un día, recuerdo que ya pasado el mediodía, hubo un corto tiempo en que no había autoridad quien controlara aquel montón de muchachos que estaban pasando el tercero de secundaria; eran inmaduros, recién iban a saber cómo era la vida en realidad, no sabía aún nada de los tropiezos de la vida, ni cómo superarlos. Ya lo iban a vivir poco a poco, dependiendo cómo pasarían las etapas de su vida.
Estaban en aquel lugar de cuatro paredes, de color melón suave, como cualquier joven hace bulla en las horas libres en que no estaba el profesor, la bulla es incomparable como si celebraran algo, aquella jovencita estuvo caminando por los pasadizos todo distraída, no miró por donde caminaba, se tropezó y cayó en las manos de un muchacho que aprovechó la situación, cuando justo llegó el Director y los vio, eso se agrandó, hicieron llamar a sus padres de los dos estudiantes, ella se asustó demasiado y se desesperó.
¿Qué le iban a decir a sus padres? Ahora con qué cara iba ir a contarles lo que pasó; era lo más vergonzoso que le había pasado en su vida.
Ella tomó la decisión, con el apoyo de todos, que debería afrontar el problema; pero el otro, cobardemente lo que hizo fue simplemente no asistir a la reunión para afrontar el problema, quedó muy decepcionada de él, no lo quería ver más, no quería saber nada de él, todo lo que había sentido por él se desmoronó en un momento con la actitud de cobardía.
Afrontó el problema; pero nunca se imaginó de causaría una gran decepción a su padre, le había hecho un gran daño, no sabía cómo iba a recuperar de nuevo su confianza, aunque le habían perdonado todo, ella nunca se sintió bien; mas fue cuando un día empezó a gritar a su padre por razones que nadie conoce, él se sintió muy mal y pensó que tenía la peor hija del mundo. Nunca entendí porqué le había gritado de esa manera, hasta comenzó a pensar sobre el incidente que le había pasado en el colegio le había hecho cambiar.
Pero pocos saben lo que realmente le molestó a la muchacha para que reaccionara así de esa manera.
Seudónimo: “Gina”