EL ALMA BLANCA
Vestido con ropa no muy nueva, Antonio era un niño que fue abandonado por sus padres, vivía con su abuelita llamada Josephina, recibía una pensión que no le abastecía a su nieto y ella, Antonio estudiaba en un colegio llamado Nuestra Señora de la Esperanza, era nacional, todas las mañanas con el frío, envuelto con una chalina que cubría la garganta, Antonia iba al colegio por la misma ruta de siempre con un pantalón remangado, ya que su abuelita le compraba para que le dure un par de años, su camisa con el cuello medio rasgado fue su tercera camisa de toda la vida, la mochila era tan viejita como su abuela; pero era bien conservada al verla no parecía viejita. Antonio la conservada muy bien, y por último los zapatos eran nuevos reluciendo; pero no porque era pobre era cochino siempre iba al colegio impecable.
Entraron a la escuela, él era el penúltimo de la fila como cualquier alumno. Jugar y conversar en la formación, pero él no era así siempre pensó si era diferente a los de más podría ser algo mejor desde muy chico formo su personalidad como un niño respetuoso y aplicado.
En el recreo siempre sacaba un refresco en botella de gaseosa, mientras que otros llevaban en tomatodos caros y llamativos y nada menos que el infaltable pan con soledad. Sentado en un rincón del patio pensando cómo es la vida mientras que su abuela preparaba un rico estofado de pollo que a Antonio le gustaba demasiado la mesa de madera toda maltratada. Antonio ahí comía ahí estudiaba, ahí asía de todo.
Llegó la noche con luna llena alumbrando, Antonio dormía con su abuelita en la misma cama, por el frío que hacía se tapaban con frazadas. Al día siguiente era sábado, Antonio le ayudaba a vender unas cosa, ya que lo que vendían eran para sus gastos y sus antojos uno que otro. Josephina, su abuelita, le dejó un rato el negocio a su nieto Antonio esperaba pacientemente a su abuelita; pero ella no regresaba, hasta que se regresó solo a su cuarto con la ayuda de una señora que era muy amiga. El niño preocupado lloraba desesperadamente hasta pensó que le haya podido pasar cosas feas se durmió en su cama entre lágrimas.
Al día siguiente un señor toco la puerta, Antonio corriendo pensando que era su abuela abrió el señor le habló y le dijo que su abuela había fallecido, Antonio lloró desconsoladamente entre la cobija de su cama, el señor que era trabajador social lo llevó a un orfanato para niños.
Ahí empezó toda su vida y mientras pasaba Antonio se dio cuenta que nada es para siempre que había cosas que se iban y regresaban
En el orfanato en un cuarto dormían 10 niños y Antonio se daba cuenta que al despertar no sentía el calor acogedor de su abuelita y tampoco sus buenos días, eso le causaba mucha tristeza.
Toda la infancia era un calvario no comía, no le tenía importancia a nada, hasta que llegó un niño de nombre Samuel, era un niño de ojos claros cabello corto y piel de tez blanca fueron los mejores amigos.
Los dos llegaron a las 18 años se retiraron del orfanato y se separaron con el fin de encontrarse con unas persona de bien. Antonio se buscó un cuarto donde vivir, salió a buscar trabajo y se dio con la sorpresa de que estar solo era una vida difícil que no era tan sencillo después de tanto tiempo de búsqueda encontró uno donde podía vender artefactos eléctricos. Antonio le ponía muchas ganas para que sus clientes quedaran satisfechos y no con una mala imagen.
Pero una noche unos asaltantes robaron en el puesto donde trabajaba Antonio y el dueño le echó la culpa; porque él era el único, lo encerraron Antonio se recordó de su abuelita le pidió que lo liberaran; pero de pronto una persona se acercó y le habló que porque estaba acá y Antonio bajando la cabeza le dijo que era injusticia que él no tenía la culpa de lo que estaba pasando. Antonio elevó la mirada y se dio cuenta que era Salomón, se le cayó la cara de vergüenza y Salomón le prometió que lo iba a ayudar en todo lo que pueda.
Al día siguiente Antonio pasó al tribunal y contó todo lo sucedido; pero no le creyeron. Salomón le mostró las cámaras de vigilancia y lo dejaron libre. Antonio acompañó a Salomón y vio que había un niño y le preguntó de quien era ese niño y Salomón le dijo que lo había adoptado; porque él quería que los niños de ahora cambien el mundo y no injustos.
Antonio llegó a su cuarto se sentó mirando al techo y se durmió pensando en su abuelita; luego sintió algo que no estaba bien y se durmió profundamente y vio a su abuelita Josphina vendiendo en el mercado y cuando la abuelita se iba Antonio la agarró de la mano y le dijo no me dejes.
Le respondió tranquila: “No te preocupes yo te quiero mucho y no haría tal cosa”.
Seudónimo: D.Q.C